Like y comparte si deseas que se elimine definitivamente la distribución de estos ácidos, para evitar casos tan lamentables como el de la joven Yocairi.
El 14% de los pacientes de la unidad de quemados que se atienden en el Hospital Luis E. Aybar padecen daños causados por ácido del diablo, una sustancia nociva que se ha convertido en un arma letal cuyo uso ha venido creciendo en forma alarmante en los últimos meses en nuestro país.
El ácido del diablo es una mezcla de diferentes ácidos que se convierte en una sustancia de alto poder corrosivo, surgida de la combinación de ácido sulfúrico, ácido clorhídrico, ácido muriático, removedor de pintura de vehículos a los cuales se añade el denominado plomerito, que es un producto alcalino de alta potencia que se vende en ferreterías utilizado para destapar tuberías.
A esta sustancia mortífera se le agrega azúcar parda o miel para hacerla una mezcla viscosa difícil de diluir con el propósito de que dure más el tiempo de su acción sobre la piel, ya que la gravedad de sus efectos depende de la concentración del ácido y del tiempo que dure este ácido sobre la piel, para hacer más profundo su efecto mortífero, los agresores, en los últimos casos registrados, no se conforman con pequeñas porciones del ácido del diablo, sino que utilizan cubetas y otros recipientes de amplio volumen de almacenamiento, a fin de ampliar el radio de sus consecuencias malignas.
El ácido del diablo puede afectar los huesos y órganos vitales como el hígado y los riñones, así como causar ceguera y deformación permanente del rostro y otras partes del cuerpo.El uso frecuente del ácido del diablo le ha convertido en un arma de la delincuencia para cometer agresiones por encargos que mayoritariamente tienen como objetivos a mujeres pero incluso niños han sido afectados, con consecuencias devastadoras que generan daños físicos, emocionales, económicos, psicológicos y sociales como son discriminación, aislamiento y problemas laborales.El ácido del diablo como arma delincuencial tiene un alto componente social, puesto que más del 90% de los casos en los que se utiliza esta sustancia ocurre en nuestros barrios pobres, sobre todo del Distrito Nacional.