Cuando corrían perros en el canódromo de la AMET
El 24 de septiembre de 1986 se inauguró el lugar que se proyectaba como un atractivo turístico y local para las apuestas de carreras de galgos.
SANTO DOMINGO. Si el Canódromo El Coco diera vida hoy a su
nombre, decenas de galgos correrían presurosos sobre la carrocería de los
cientos de vehículos retenidos que conduce a ese terreno la Autoridad
Metropolitana de Transporte (AMET). De hecho, eso era el sitio: un lugar en el
que se comenzó un ambicioso complejo para carreras de perros.
El 24 de septiembre de 1986 el
galgo Dicayagua corría veloz por el Canódromo. Rebasó al perro Leo cuando
faltaban 200 metros y ganó la carrera. Quienes lo jugaron en quiniela ganaron
RD$5.20 cada uno, mientras que la trifecta 783, Dicayagua, Leo, Beduino dejó
RD$41.60.
Era la primera competencia
oficial que se hacía en el complejo en el que se invirtieron aproximadamente
RD$20 millones, conforme informó la prensa de la época. Ese mismo día se hizo
el acto inaugural con la presencia de funcionarios y personalidades de la
sociedad. El entonces secretario de Deportes Andrés Vandershorst cortó la cinta
y aprovechó la ocasión para transmitir la simpatía del gobierno de Joaquín
Balaguer sobre el evento que marcaba la apertura de una atracción turística del
país, que contaba con inversión estadounidense.
Según reportó el periódico Listín Diario, Vanderhorst
consideró que era una injusticia mantener el Canódromo cerrado. Para agosto de 1985 la prensa
publicó que la Secretaría (hoy Ministerio) de Interior y Policía mantenía una
prohibición en contra de las apuestas para las carreras de galgos, a pesar de
que el Ayuntamiento del Distrito Nacional, dirigido en ese tiempo por el
alcalde José Francisco Peña Gómez, había autorizado la operatividad del
Canódromo. En ese entonces la gerencia del lugar había invertido en publicidad
para promocionar las actividades del proyecto que también contemplaba la
construcción de un hotel y traer turistas desde el exterior para que se unieran
a las apuestas.
El día en que finalmente se
abrió oficialmente, se anunció a todo el público. Las instalaciones estaban en
la avenida Monumental, y el presidente de la empresa era Herb Koener.
Definición
de canódromo:
Terreno convenientemente preparado para las carreras de galgos. Estos
corren tras una liebre artificial hasta llegar a la meta. También se usa
colocar obstáculos en la pista para que los perros los salten. En 2016
Argentina las prohibió en su país entre el alegato de que eran un negocio capitalista
basado en la explotación de los animales y el juego clandestino.
Las informaciones sobre el antiguo Canódromo son escasas. En
su búsqueda, Diario Libre pudo contactar a Otto Sánchez Aza, un doctor retirado
que se desempeñó como veterinario oficial del complejo. “Yo tenía como 400
pacientes. Cuando llegué estaban cundíos de pulgas”, recordó.
La anatomía y fisiología atlética de los galgos hacen que
les guste correr en libertad al aire libre o en lugares espaciosos donde puedan
estirarse. El veterinario explicó que estos tienen la piel fina, y el calor y
la humedad regular del clima dominicano era una dificultad. El personal les
echaba agua y los refrescaba. “Pero cuando se pasaba uno de ejercicios, a
ciertas horas entraban en un choque calórico”, observó.
Sánchez Aza iba cada día a revisar a los galgos que –según
indicó- fueron traídos al país por los estadounidenses. En sus rondas diarias
le correspondía dar el visto bueno a los que correrían en la tarde, cuando se
hacían las carreras. “Debían tener cierta cantidad de peso de la carrera
anterior”, dijo.
El Canódromo se comenzó a construir en febrero de 1984 tras
un acuerdo entre el Ayuntamiento y la empresa Complejo Turístico y Canófilo
S.A. En la edición del periódico El Nacional del 23 de agosto de 1985 se
publicó que, según el contrato entre la compañía y el cabildo, la alcaldía se
beneficiaría de los impuestos de ley de las entradas, además del 6 % de las
apuestas.
Para regular las competencias caninas, el complejo contaría
con la asistencia de una Comisión Canófila Nacional que funcionaría bajo la
dependencia de la Secretaría de Estado de Deportes, Educación y Recreación
Física (hoy Ministerio de Deportes y Recreación).
¿Por qué los galgos dejaron de correr?
Las razones alegadas para el
cese de las operaciones del Canódromo no son precisas. Una fuente del gobierno
de Balaguer lo atribuyó al poco interés que despertó este tipo de apuestas en
un público local que prefería las carreras de caballo, el béisbol y la lotería.
El doctor Sánchez Aza indicó
que hubo problemas de financiamiento. “Duró poco porque había muchos intereses”,
dijo. “Eso se veía venir, porque no había dinero ni para comprar la comida
(...) No pensaban que iba a ser tan fuerte el mantenimiento”.
Rodolfo Espinal, quien fue
miembro de la Comisión Canófila Nacional, afirmó también que fue un asunto
financiero. “Comenzaron a fallar económicamente las apuestas y ellos también se
sintieron muy presionados por Impuestos Internos del Estado (...) Tenían un
alto costo de mantenimiento y eso parece que no lo tomaba en cuenta el Estado”,
dijo.
En su época de declive, los
perros se regalaron, recordó el veterinario Sánchez Aza, y otros se
sacrificaron.
Quienes Diario Libre pudo
consultar sobre el Canódromo coincidieron en que el lugar duró poco
funcionando, algunos hablan de seis meses, otros de un año. Sin embargo, todavía
para septiembre de 1990 el periódico Listín Diario publicaba la planilla de
apuestas y resultados.
De canódromo a depósito de vehículos
Para 1997 el Estado se proponía adquirir nuevas flotillas
de autobuses para implementar un sistema de transporte público y para eso se
necesitaba que la AMET dispusiera del espacio físico y las instalaciones
adecuadas para mantener la organización, control, servicios y fiscalización de
las diferentes rutas que se establecieran en el Distrito Nacional.
Con el decreto 402-97 se declaró de utilidad pública e
interés social, la adquisición por el Estado Dominicano de una porción de
terrenos con un área de 154,218 metros cuadrados, dentro del ámbito de la
Parcela No. 102-B, del Distrito Catastral No. 4, del Distrito Nacional y sus
mejoras, consistentes en las instalaciones del Canódromo.
Así la AMET pasó a usar las instalaciones.
Años más tarde, con el decreto 461-06 el Poder Ejecutivo
derogó el decreto 402-97. En el documento no se motivan las razones. Diario
Libre solicitó conversar con algún funcionario de la AMET para conocer más
detalles sobre su participación en el uso del inmueble, pero nunca se obtuvo la
respuesta.
El complejo ha pasado a ser el Depósito Metropolitano de
Vehículos Retenidos “Canódromo El Coco”, y es uno de los centros de este tipo
que maneja la AMET (que fue absorbida por la nueva Dirección General de
Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre creada por la Ley 63-17).
Allí aún se conserva el
edificio interno que albergaba las oficinas y las gradas desde donde se
observaban las carreras. En lugar de perros corriendo a toda velocidad, hay
vehículos y motocicletas estáticas, algunos ya vueltos chatarras.
Informarle a un conductor que
a consecuencia de una infracción su vehículo fue retenido y conducido al
Canódromo El Coco es sinónimo de mala noticia.